Hace algunos meses, tuve la fortuna de ser una de 24 privilegiados catadores que -en un evento fuera de Puerto Rico- pudimos degustar sin prejuicios una selección de vinos espumosos de Brasil, óptimo escaparate de la evolución de una industria del vino que poco a poco va ganando adeptos y mercados, y dando muestras de su favorable evolución.
La producción burbujeante se estrenó en Brasil hace justo un siglo, cuando en 1913, Armando Peterlongo inició la producción de espumantes. La industria del vino brasileño ha sufrido vaivenes, de ahí que apenas fuera en 1951 cuando llegó al país desde Francia Georges Aubert, que se inició una producción de espumosos en regla.
Fue, no obstante, en la década del 1970 cuando la industria de espumosos en Brasil empezó a cobrar auge, con la llegada al país del chileno Mario Geisse y el argentino Adolfo Luna, quienes brindaron un gran impulso y mejoramiento a la elaboración, un know-how del que los especialistas indican han carecido los vinos tranquilos. De ahí que el nivel de éstos últimos aún se haya quedado rezagado, contrario a la calidad de los espumantes que muchos consideran pueden competir de tú a tú con otros vinos espumosos del mundo.
En 1973 se pusieron los cimientos de Profivin, actual Chandon. En la década del 1990, bajo el mandato del presidente Fernando Collor de Mello, Brasil se abrió a las importaciones, lo que permitió modernizar el país e introducir maquinaria, algo que resultó muy favorable para las bodegas. Tanto ha crecido la industria que de 2007 a 2013, la producción de espumantes casi se duplicó.
Aunque la mayoría de los espumosos brasileños se produce en la Sierra Gaúcha, al sur del país, muchos consideran al Planalto Catarinense una zona interesante para espumosos.
Las principales uvas empleadas para los espumantes son la chardonnay y la pinot noir, aunque también intervienen otras castas, como la gouveia. Al igual que en Argentina, en Brasil se elaboran espumosos tanto por método tradicional de segunda fermentación en botella, como por método charmat. En Brasil hay también espumosos Non Vintage y millésimés de añada.
De los espumosos brasileños que degusté destaco varios:
*La autora probó su primera gota de vino con pocos días de nacida. Probablemente así Rosa María González se interesó en él. Desde San Juan, escribe del planeta sabor en www.viajesyvinos.com, www.foodsfromspain.com y Magacín.